Por Francisco Orell
Todos conocemos desde nuestra infancia la historia de Robin Hood, un justiciero que le quitaba el dinero a los ricos y poderosos para dárselo a los pobres. En este rol hemos visto personificado desde un zorro y varios actores, hasta políticos y dictadores.
Vamos a analizar primero un poco las caricaturas y el cuento clásico de Disney. Tenemos a este arquero que mediante su astucia y habilidad lograba infiltrarse en los castillos de los poderosos y acaudalados, quitarles su dinero para repartirlo entre el pueblo pobre, mayoritario y hambriento. El final del cuento siempre termina bien, pero vamos un poco mas allá, Robin continua retirando monedas de oro y plata a los viejos y clásicos tiranos, para dárselo al pueblo que mejora su calidad de vida. El pueblo consiente de esto no produce porque sabe que es mejor esperar que el Sr. Hood, les de su parte correspondiente. Sin que este pueblo produzca los Gobernantes no pueden obtener el oro y en un momento, nuestro justiciero al entrar al castillo descubre que no queda mas oro para devolverle al pueblo, los gobernantes tiranos se volvieron pobres. Nuestro valiente arquero y espadachín, se ve frente a una paradoja muy grande, ¿Qué hago ahora que los ricos pasaron a ser pobres, debo ayudarlos? Como es un gran justiciero y busca la igualdad y equidad, se pregunta ahora ¿A quienes debo quitar ahora el dinero? Mira el panorama y descubre, que el pueblo no tiene nada porque siempre vivió de lo que el les aportaba y vuelve a buscar; mira a los viejos ricos ahora también pobres. Después de analizar la situación nuestro héroe concluye: “El modelo se agoto los pobres continúan pobres y los ricos ahora también son pobres”.
Ahora intentemos deducir y analizar la realidad con un modelo similar. Tenemos un grupo de personas que producen y obtienen grandes ganancias, un sector que vive de una actividad relacionada y mantienen un nivel de vida medio, tenemos un sector de la población que vive en una condición de pobreza y el rol de nuestro héroe lo ocupa el estado.
Comienza la historia: El estado por medio de impuestos, comienza a retirar recursos del sector productivo, para que los sectores de menor capacidad obtengan mejores condiciones de vida, pero no utilizando esos recursos para hacer que estas personas produzcan y se pueda generar un ciclo virtuoso, sino que simplemente le reparte las migajas: un bolsón de alimentos o vestimenta. Esto genera que el sector que produce disminuya sus ganancias, lo que si sirve para alimentar a otros no estaría mal pero ahora ¿Sucede solo esto? Obviamente que no, el estado viendo que aun los que ocupan el rol de los tiranos posee rentabilidad, quiere sacarle un poco mas. Ahora usted piensa ¿eso se destina íntegramente a los que menos tienen? Obviamente no siempre algo de dinero queda en el camino. En Algún momento al que genera los recursos no les es rentable producir, entonces tiene 2 alternativas o se traslada a otro lugar donde si le sea rentable o simplemente deja de producir. Esto genera no solamente que los pobres no obtengan más el beneficio de la pobreza, sino que también genera que el 2do sector mencionado pierda su fuente de ingreso y como es obvio el que produce o no lo hace más o lo hace en otro lugar.
La ecuación se resuelve siempre de la misma manera, si el objetivo es siempre quitar y repartir, y no quitar e invertir, el resultado es siempre el mismo: pobreza absoluta.
La moraleja del cuento: La solución no es quitarle lo más posible al que mas tiene para darle simplemente al que menos tiene. La solución es que el estado transforme los recursos que obtiene por parte de los privados en mecanismos para que más gente ingrese al sistema productivo. Haciendo que existan menos pobres y mas ciudadanos libres e independientes, de la voluntad de un gobernante de darle o no el pan que tiene que tener todos los días.
¿Por qué no le damos dignidad, educación y empleo, en lugar de humillación y migajas?
jueves, 26 de febrero de 2009
lunes, 23 de febrero de 2009
Revolución Productiva YA!
Por Francisco Orell
La historia económica mundial nos enseña que los procesos alto desarrollo y crecimiento productivo de una nación poseen en mayor o menor medida un sector rector. ¿Por qué esta mención? La Argentina en estos momentos pide a gritos una revolución productiva, para ello necesitamos encontrar un sector de la economía que pueda desarrollarse y con su empuje llevar al resto de la economía a un nuevo y superior nivel de desarrollo.
El sector que posee las condiciones para establecerse en ese rol de liderazgo es simplemente y únicamente el campo, el sector agrícola/ganadero. ¿Ahora sin políticas que ayuden al crecimiento, la economía se puede desarrollar? La respuesta es clara y obvia, un categórico NO.
¿Por qué creo que el sector primario de nuestro país puede ser la catapulta de nuestra economía? Bien para que un sector pueda llegar a ser considerado rector y obtener el titulo de tal, tenemos que comentar a tejer una red. El sector agrícola/ganadero en nuestro país posee el mayor dinamismo y puede influir directa o indirectamente en prácticamente todos los sectores restantes. Con el campo funcionando a toda maquina, los productores van a requerir nuevos equipamientos para mejorar su producción, esto genera que la Argentina tenga que producir maquinarias, las empresas que producen estos equipamientos por el aumento de la demanda van a necesitar una mayor cantidad de acero y hierro, mayor demandar de más empresas metalúrgicas. También van a necesitar más empleados, significa mayores niveles de empleo, significan más consumidores y mayor actividad en los pueblos del interior de la Argentina. En otro lado la gente de campo en movimiento tienen recursos para mandar a sus hijos a estudiar, y en las grandes ciudades aumenta la demandar de departamentos, lo que reactiva la construcción, se necesitan producir insumos para construcción, obviamente se le da trabajo a muchos obreros, continuamos menor desempleo y mayor consumo. Otro sector que sin dudas se beneficio con el desarrollo del campo fue el de la producción automotriz, no solo porque los hombres de campo pudieron cambiar y comprarse un nuevo auto, sino también porque muchos otros habitantes obtuvieron ingresos superiores que les permitieron modernizarse.
Ahora si un sector puede significar tanto progreso y trabajo, cuales serian los pasos a seguir ¿atacar y hundir a este sector o ayudar y beneficiarlo? Si nosotros les quitamos recursos, esta red comienza a moverse más lentamente y si a esto le sumamos condiciones climáticas adversas como la sequia, produce un coctel explosivo y este mecanicismo no solo comienza a caminar más lento, sino que en algún momento se detiene.
Es el rol de estado colocarle aceite a este complejo mecanismo. Veamos los ejemplos que nos da el mundo, el dinero en manos de la gente, en manos de los consumidores y no en manos de un estado que es siempre ineficiente en el gasto de los fondos. Tenemos que complementar y buscar la armonía en la inversión del gasto. Reducción impositiva con aumento de la inversión.
La historia económica mundial nos enseña que los procesos alto desarrollo y crecimiento productivo de una nación poseen en mayor o menor medida un sector rector. ¿Por qué esta mención? La Argentina en estos momentos pide a gritos una revolución productiva, para ello necesitamos encontrar un sector de la economía que pueda desarrollarse y con su empuje llevar al resto de la economía a un nuevo y superior nivel de desarrollo.
El sector que posee las condiciones para establecerse en ese rol de liderazgo es simplemente y únicamente el campo, el sector agrícola/ganadero. ¿Ahora sin políticas que ayuden al crecimiento, la economía se puede desarrollar? La respuesta es clara y obvia, un categórico NO.
¿Por qué creo que el sector primario de nuestro país puede ser la catapulta de nuestra economía? Bien para que un sector pueda llegar a ser considerado rector y obtener el titulo de tal, tenemos que comentar a tejer una red. El sector agrícola/ganadero en nuestro país posee el mayor dinamismo y puede influir directa o indirectamente en prácticamente todos los sectores restantes. Con el campo funcionando a toda maquina, los productores van a requerir nuevos equipamientos para mejorar su producción, esto genera que la Argentina tenga que producir maquinarias, las empresas que producen estos equipamientos por el aumento de la demanda van a necesitar una mayor cantidad de acero y hierro, mayor demandar de más empresas metalúrgicas. También van a necesitar más empleados, significa mayores niveles de empleo, significan más consumidores y mayor actividad en los pueblos del interior de la Argentina. En otro lado la gente de campo en movimiento tienen recursos para mandar a sus hijos a estudiar, y en las grandes ciudades aumenta la demandar de departamentos, lo que reactiva la construcción, se necesitan producir insumos para construcción, obviamente se le da trabajo a muchos obreros, continuamos menor desempleo y mayor consumo. Otro sector que sin dudas se beneficio con el desarrollo del campo fue el de la producción automotriz, no solo porque los hombres de campo pudieron cambiar y comprarse un nuevo auto, sino también porque muchos otros habitantes obtuvieron ingresos superiores que les permitieron modernizarse.
Ahora si un sector puede significar tanto progreso y trabajo, cuales serian los pasos a seguir ¿atacar y hundir a este sector o ayudar y beneficiarlo? Si nosotros les quitamos recursos, esta red comienza a moverse más lentamente y si a esto le sumamos condiciones climáticas adversas como la sequia, produce un coctel explosivo y este mecanicismo no solo comienza a caminar más lento, sino que en algún momento se detiene.
Es el rol de estado colocarle aceite a este complejo mecanismo. Veamos los ejemplos que nos da el mundo, el dinero en manos de la gente, en manos de los consumidores y no en manos de un estado que es siempre ineficiente en el gasto de los fondos. Tenemos que complementar y buscar la armonía en la inversión del gasto. Reducción impositiva con aumento de la inversión.
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